¿PRESIDENTE POR LIKES Y RT?

Por: juliana uribe villegas

 

Todos los días aparecen nuevos escándalos, memes y videos sobre elecciones en redes sociales. El electorado cada vez recibe más información durante la contienda política y acude a diversos canales y medios que le permitan conectarse con los candidatos y así conocerlos a ellos y a sus propuestas y posturas en diversos temas.

Justo en este punto es donde las redes sociales están tomando un papel protagónico que sirve como catapulta para algunas campañas políticas.

TikTok e Instagram tomaron un rol definitivo para millones de personas, quienes encontraron en estos canales la manera más eficaz de conocer propuestas, especialmente a través del formato de videos cortos e historias. Sumarse a tendencias también les permitió a los candidatos captar nuevos votos, fenómeno que sin duda ha sido aprovechado por Rodolfo Hernández, quien ganó terreno en diferentes sectores del electorado desde Tik Tok.

Estas redes, al igual que Facebook, que es la red social con mayor penetración y usuarios en el país, juegan un papel importante a la hora de llegarle al público, ya que permiten hacer "micro targeting" en sus publicidades y de esta manera llegar a nichos específicos.

Por otro lado, Twitter siguió demostrando que es una burbuja de conversación importante entre líderes de opinión, que marca tendencia y genera noticia. De hecho, por ahí han explotado escándalos, publicado posiciones oficiales y hasta planes de gobierno resumidos en hilos de 20 puntos. Pese a que por temas de seguridad WhastApp es una red que no se puede medir, en balances como el de Hootsuite aseguran que se maneja un flujo grande de información y videos. Sin embargo no son claves en cambiar opiniones, sino en afirmarse, ya que se tiende a compartir lo que ya se cree o apoya. Sin embargo, las aplicaciones de mensajería se siguen posicionando como medios clave para circular información entre grupos cerrados, lo que también dificulta el monitoreo de las discusiones y la veracidad de la información.

Lo bueno

Es importante señalar que las redes sociales también han demostrado ser una herramienta fundamental en este proceso electoral, que les ha permitido a millones de personas mantenerse al tanto de las últimas noticias y consumir un tipo de contenido más ágil. Estas ayudan a la ciudadanía a democratizar el debate. A esto también se suma la posibilidad de devolverles esa sensación de conexión genuina con las candidaturas, al permitirles alcanzar lo inimaginable hasta hace poco: interactuar directamente con los candidatos. Este espacio compartido de conversación a través de sus pantallas construye, en consecuencia, una sensación de familiaridad y cercanía entre campañas y votantes.

Sin embargo, no todos los efectos de las redes sociales en los procesos democráticos son positivos. Dos grandes amenazas acechan esta transformación digital: las burbujas ideológicas de conversación y la desinformación, fenómenos que debilitan su potencia dentro del debate público y que requieren de nuestra atención como ciudadanía para contrarrestarlos.

Debate entre iguales

Uno de los efectos indeseados de las redes sociales es producto de su funcionamiento interno mediante algoritmos. Estos son los encargados de lograr esa sensación de familiaridad que las campañas han sabido aprovechar, pues están diseñados para entregarnos contenido que nos incentive a permanecer en ellas, el cual suele estar compuesto de ideas, posturas y críticas que se corresponden con las que ya tenemos.

El resultado son feeds y timelines cuyos contenidos fomentan nuestros sesgos y que dificultan el posicionamiento del contenido orgánico de otras posturas. Esta dinámica nos previene de recibir información imparcial de los diferentes sectores políticos y crear una comunidad que se escucha entre sí y construye a partir de las diferencias. Esta situación, sin embargo, es ignorada por muchos ciudadanos que no se toman el tiempo de buscar y analizar las dos caras de la moneda, lo que se termina traduciendo en una conversación entre iguales que nos impide participar en un verdadero debate democrático en pro del futuro de Colombia.

Así las cosas, resulta prioritario que la ciudadanía tenga herramientas para contrarrestar los sesgos de confirmación y los efectos de burbuja que facilitan las redes sociales. Un primer paso es identificar y aceptar esos sesgos y hacer un esfuerzo consciente por balancearlos.

Una solución eficaz es comenzar a seguir cuentas con opiniones contrarias a lo que pensamos, reaccionar e interactuar cuando no se está de acuerdo también y por supuesto informándonos por medios fuera de redes sociales como impresos, páginas web, blogs, conversaciones personales y podcasts. Esto nos permitirá abrir el panorama y conocer otras perspectivas sobre los hechos y formar un criterio ponderado.

Contrarrestar la desinformación

En paralelo con los desafíos que nos imponen las burbujas, está la difusión de contenidos falsos o engañosos que aprovechan las dinámicas ágiles de las redes sociales para vestirse de legitimidad, confundir y manipular las opiniones de las personas. Hemos sido testigos de ello en las campañas con la proliferación de cuentas falsas que se hacen pasar por los candidatos enviando mensajes erráticos y malintencionados, así como en campañas de contenidos pagos que buscan posicionar mentiras o medias verdades en el imaginario de las personas.

Una consecuencia de la difusión de noticias falsas y desinformación es la creación de un ambiente de incertidumbre entre los usuarios de las redes, lo que en últimas debilita también los mensajes y la información verdadera que circula a través de ellas. Esta volatilidad de las opiniones y de las certezas abonan el terreno para profundizar la polarización.

Es por esto que, desde Movilizatorio, conscientes de la importancia de contrarrestar esta situación, hemos desarrollado herramientas y un curriculum completo en Digimente.org para que la ciudadanía pueda prevenir ser víctima de este tipo de estrategias en cuatro sencillos pasos:

  1. Verificar quién es el autor/a y su experiencia en el tema.

  2. Revisar si existe evidencia que sustente lo dicho y si esa evidencia es creíble y completa.

  3. Cerciorarse que la información publicada es reciente o si no lo es, que es presentada como tal.

  4. Preguntarse por el interés o el beneficio que quien emite la información puede recibir.

Nuestra invitación a la ciudadanía es a poner en práctica estas precauciones y a aprovechar recursos con los que buscamos que las personas por medio de herramientas que encuentran en internet puedan verificar información en línea y facilitar su aprendizaje entre diferentes audiencias.

Falta ver si esta estrategia de comunicación política digital empleada por algunos candidatos pasará la prueba de fuego el próximo 19 de junio. Los retos, como hemos visto, no son menores. A las candidaturas y a sus campañas, les invitamos no solo a adelantar una estrategia digital limpia, sino a crear y promover espacios, así sean digitales, en los que se privilegie el diálogo, el intercambio de ideas y el debate ponderado.

El país ha demandado un cambio. Es responsabilidad de ustedes permitir a la ciudadanía elegir, con información adecuada y suficiente, el tipo de cambio que desean ver.