Los primeros grandes pasos

Por: Lina Margarita Salas Quijano

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Eli camina de un lado a otro del salón. Toma colores de un lado, telas de otro y aserrín de una esquina. Va con sus tesoros a donde mamá, que las recibe con las manos llenas de materiales y el rostro lleno de alegría. Ambas hacen parte de Crezco con mi Barrio, y llevan dos años jugando juntas en el barrio gracias a un proyecto colectivo de su comunidad, algo que cuando Eli nació, nunca se habrían podido imaginar.

Tanto Eli como Teresa, su mamá, hacen parte de un reto ambicioso: quieren transformar su barrio para que sea más amigable para los niños pequeños como ella y su hermano Joshua. Con ellas trabaja Emilce, la líder de la Junta de Acción Comunal; pero también lo hace Ómar, el muchacho que pinta los graffitis del barrio; Daniel, un artista de IDARTES y Deyvid, un estudiante de noveno del colegio público. A veces se encuentran para crear materiales de juego que caminan por el barrio, otras veces van a encuentros con las entidades del distrito para explicar los cambios que necesitan, y algunos días se sientan a sembrar plantas en el terreno que intervinieron en la esquina del salón comunal.

El proyecto, que lleva más de dos años en el barrio la Acacia, donde vive la familia de Eli, busca intervenir el espacio público, haciendo que sea más sano, seguro y amigable para la primera infancia y sus familias. Para esto, desde que inició se han articulado muchas personas de la comunidad, desde las instituciones y sus representantes locales, hasta los colectivos juveniles y los padres de familia de los jardines infantiles y colegios que hay en el barrio. Hoy, son un referente para el país y muchas otras naciones por el éxito que ha tenido su articulación. Porque como Teresa, decenas de madres del barrio ahora no se sienten solas, sino que ven en sus compañeros de proyecto un apoyo para una crianza llena de juego y arte en las calles.

Cuando Eli se mueve por el barrio, ahora, camina junto a Teresa pero no necesita que la lleven de la mano, sino que salta por los círculos pintados en la acera, o se sube a los juegos de equilibrio que hay en el terreno sembrado. A veces, cuando pasan por el parque, Teresa la deja ir al camino peatonal que baja por la calle de la tienda, porque los colores que adornan el suelo y los muebles de esa calle, son sus favoritos. Otras veces, no salen solas, sino que caminan junto a 20 mamás más por los senderos del barrio, jugando mientras Daniel les enseña canciones e historias.

Daniel trabaja con IDARTES, es artista de la localidad, y ha hecho parte del proyecto desde el inicio, algunas veces disfrazado como un personaje y otras ambientando experiencias artísticas sobre la calle del jardín infantil. Como él, los demás artistas de la localidad intervienen el barrio son sus experiencias, invitando a los niños a jugar y salir de los espacios cerrados. Donde él ubica sus experiencias, el dueño del parqueadero que hay al lado cierra la salida de vehículos, para que los niños puedan salir a la calle sin tener ningún problema, y al otro lado de la calle, las profesoras del jardín le muestran a los estudiantes del colegio cómo pueden poner cintas de un lado a otro para pedir a los carros que respeten el espacio de juego de los niños. Ya llevan un año cerrando la calle para el juego, y como ellas, ahora hay otros dos sectores en la ciudad que empiezan en Crezco con mi Barrio.

Aunque el proyecto no es perfecto, y en el barrio hay aún mucho por hacer, lo que los niños y adultos de la Acacia aprendieron es que cuando se unen son poderosos, tienen el poder de transformar su realidad. Por esto, siguen trabajando juntos y sus logros son cada vez mayores. Además del espacio físico, han logrado tomarse las calles del barrio para el arte y el juego, han logrado reverdecer su territorio y han juntado caminos que jamás pensaron que pudieran unirse.