JÓVENES, SEAMOS EL PRESENTE DE AMÉRICA LATINA

POR: DARÍO URIBE

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Recuerdo que de niño crecí con una serie de mensajes de mis padres que parecían no tener mucho sentido, pero que, al pasar los años, fueron cogiendo forma y peso en la medida que entendí la realidad del contexto en el que vivimos. 

“Si te preparas, mañana ocuparás una posición de liderazgo y esto significará una silla menos para la corrupción en el país”. Esta es quizás la frase que más me retumba después de tantos años entendiendo que, como joven, tengo la responsabilidad de asumir la vocería en procesos de cambio y que todo aquello que decidamos sembrar hoy dará sus frutos el día de mañana. 

La mirada cómoda –y a veces conformista– de la juventud de ciudad que en ocasiones no comprende ni le interesa conocer la realidad de sus países contrasta con otras tantas que han sufrido el golpe de distintas problemáticas sociales y que han decidido movilizarse para generar cambios dentro de sus entornos. 

Luego de trabajar por varios años en diferentes regiones de Colombia históricamente afectadas por el conflicto armado que ha sufrido el país, he tenido el privilegio de encontrar líderes, lideresas y colectivos convencidos y convencidas que el cambio del país depende en gran medida del papel adoptado por la juventud. 

Producto de esto, hoy en día se pueden encontrar procesos sólidos y estructurados a lo largo y ancho del continente relacionados a temáticas de construcción de memoria histórica, participación juvenil, medio ambiente, desarrollo humano, gestión cultural y emprendimiento, entre otras, que invitan a soñar y pensar en unos países distintos cuya ruta esté marcada por las preocupaciones de las y los jóvenes de hoy y pensando en las necesidades del mañana. 

A estos jóvenes, como sociedad, debemos dar el apoyo, la confianza, la voz y todas las herramientas que estén a nuestro alcance para que generen los procesos necesarios de cambio a nivel local, regional y nacional. 

Demos el protagonismo a la juventud hoy, que sean las y los promotores en el presente de estos anhelos de cambio que sentimos como sociedad y no dejemos para el futuro los procesos que deben sembrarse desde ahora. 

Aprovecho para agradecer a los y las  jóvenes de la red Diciendo y Haciendo por los innumerables aprendizajes y lecciones que nos han ofrecido tras estos cuatro años de trabajo conjunto. 

Su liderazgo, vocación y convicción son una gran motivación para seguir demostrando que sí es posible un mundo mejor.